jueves, 31 de enero de 2008

Capítulo I: Huellas sobre el papel

Al hojear por las páginas del libro, lo único que viene a mi mente es mi impresión sobre él. Y no hablo de las juiciosas aseveraciones que puedan aparecer en mi mente tratando de alinear las palabras leídas con las convicciones que después de 28 años de vida hicieron que tuviera yo algún esbozo de personalidad. Hablo de MI impresión sobre él; de las marcas que yo voy dejando en las páginas de un libro.

Hay varias maneras de diseccionar mentalmente a una persona. Muy sabiamente puedes decir: "Enséñame los playlists de tu iPod, y te diré quién eres". Pero la realidad es que eso solo te va a hablar de los estragos que una vida de experiencia han dejado sobre una persona. Te hablará de la época a la que se aferra en lo más recóndito de su colección de canciones, y solo talvez de los guilty pleasures que alguna vez marcaron su vida; te dará solo una leve mirada en su memoria auditiva. Yo parafrasearía... "Enséñame los playlist de tu iPod y te diré de que haz sufrido. Pero... enséñame tu colección de libros, y te contaré una historia de dónde has estado...".

Y no solo eso; podré ver en esos mismos libros, las señales que tu vida han dejado en algo tan literalmente (sic.) estático como derrames de tinta en un papel de mediana calidad.



Esta atardeciendo, pero me aferro a las últimas emanaciones de luz detrás de una capa densa de nubes para terminar cuantas páginas pueda del libro en turno. El mediano volumen de la música que sale de los audífonos que tengo tan bien afianzados a mis oídos me permiten aún percibir el sonido del oleaje al pegar en la costa, pero tiene la suficiente intensidad para diluir lo que parece una conversación mundana entre dos mujeres que se sientan 2 camastros a mi izquierda. En mi interior, cada vez que volteo siento que imagino su conversación, pero me causaría un enojo grande que sus vociferaciones llegaran a mis oídos. Romperían mi concentración en la historia en la que tanto me estoy entusiasmando; y también creo que seguramente será una decepción, al escuchar como sus estóicas expresiones hablan de como se sienten inseguras al sentirse gordas en sus trajes de baño, en lugar de la drámatica narrativa de infidelidades y decepciones que hilo en mi mente al verlas. Ellas, al parecer se sienten seguras y sumergidas en sus preocupaciones; y en que, gracias a mis audífonos no escucho nada. Continuan su "importante" conversación sin inmutarse.

Las dispersas gotas que empiezan a precipitarse sobre mi no hacen meya de mi interés por las páginas de las que mi vista no se aparta. Volteo levemente mi cabeza hacia arriba, y veo que no sólo soy yo el que hace caso omiso al conato de lluvia; la vida sigue moviendose como de costumbre.

Un par de gotas tocan justo en la palabra que estoy leyendo y rompen mi concentración. Salgo del trance en que me encuentro y me doy cuenta que he dejado (dos párrafos abajo) parte de mi huella digital en color rojo. Muestra de los cacahuates enchilados que estaba comiendo. Cualquier investigador forense con 2 dedos de frente podría rescatar esa huella y encontrarme... a la larga.

Note to self
: "No dejar éste, o ningún otro libro que este leyendo en ninguna escena del crimen". Mi concentración ya se perdió por completo.



Prendo un cigarro, le doy un sorbo al trago que tengo en la mesita convenientemente localizada junto a mi camastro. A cada gota de lluvia (cada vez menos dispersa) que va cayendo sobre mi frente voy perdiendo las esperanzas de poder retomar mi libro. En cambio, no puedo dejar de ver los patrones que las mismas hacen sobre el par de páginas que me encaran. Continúo con mi mirada persistente sobre mi huella en la pagina.

Al dar un par de vueltas sobre las últimas páginas me doy cuenta que el acto no es fortuito. Comí cacahuates de la página 54 a la 72. Empezó a llover levemente en la página 69, y fue hasta la página 72 cuando el volumen pluvial arreció lo suficiente como para que perdiera mi concentración.

Yendo un poco más atrás, encontre arena de la página 27 a la 48; y no solo eso, una mancha extraña en la pagina 39 me hizo acercarme más. Despúes de una olfateada me di cuenta que el Bloqueador de Sol en spray que compré un dia antes alcanzó a tocar esa hoja en particular. Asombrado me doy cuenta, que no solo la historia que el autor decidó plasmar va quedando en mi... Mi historia esta quedando también plasmada en éste ejemplar.

Note to self: "Disponer (, de preferencia quemar hasta ver consumido a las cenizas) de cada libro, cada revista, cada mapa, o folleto idiota de hotel que toque en cada uno de mis llamados... Especialmente si estoy comiendo cacahuates enchilados...".

Me gusta decirles: "llamados". Me hace sentir que lo que estoy haciendo no es una profesión. Que es tán solo un trabajillo en lo que encuentro lo que en realidad es mi verdadera profesión en la vida.

Pero... seamos sinceros... asesinar a un hijo de vecino en sus vacaciones haciéndolo parecer un accidente paga mucho más que ser un intento de músico tratando de encontrar fama y fortuna.

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